El Restaurante la Sequieta es uno de esos lugares donde comer son palabras mayores, su oferta está llena de matices que transmiten un bulevar de sensaciones. Una cocina de fusión con notable influencia asiática que lega varias de sus recetas en la cocina mediterránea que encontramos en su interior. El responsable del rumbo del Restaurante es Sebastián Romero, un chef autodidacta que puso unas cuantas marchas más a una oferta basada en la demanda de un polígono de trabajadores, insuflando conceptos aprendidos en stages con Ferrán Adriá (con el que compartió fogones un mes en el Bulli), de Bernd
Knoller, Ricard Camarena y Oscar Torrijos. Un giro radical que convirtió a una cocina de sota, caballo y rey en todo un espectáculo gastronómico. Una metamorfosis basada en la temporalidad de los productos, fuente de la que bebe constantemente, y en una pasión inusitada por la gastronomía.

El Restaurante también es muy acogedor, tras la última reforma emprendida se divide en dos salones contiguos con un amplio espacio entre los comensales, lo que permite cierta privacidad. La decoración y la puesta en escena de su oferta gastronómica,  fiel a su respeto por  la temporalidad,   sufre varias modificaciones a lo largo del año.

Los menús especiales también se adaptan a cualquier bolsillo pudiendo disfrutar de distintas opciones como el menú gastro tapas: 17,90 € ; menú gastro sorpresa 20,90 €; menú compartir 28 € e incluso el de temporada que a partir del próximo día 20 de marzo se centrará en las jornadas del bacalao y las alcachofas en un menú de 32 €.

¿Sebas que te traes de tu estancia en el Bulli?
-Me traigo muchísimas cosas, una nueva visión de la cocina, los pilares básicos de  de un restaurante como son la organización, el horario y la gestión de compras y una maleta llena de buenos recuerdos.

Restaurante la Sequieta

¿Tenías referentes a nivel nacional en aquellos tiempos?
-Mi referente siempre ha sido Andoni Aduriz. Es un tipo campechano con el que compartí inquietudes sobre botáníca e incluso me recomendó algunos libros buenísimos para ilustrarme sobre ella. Andoni tiene un libro fantástico clorofilia, dedicado a las hierbas comestibles, desde que lo leí también he sentido curiosidad por investigar un poco más sobre este tema. Otro referente ha sido sin duda  Michel Bras otra persona que también me ha influenciado mucho en los últimos años en mi cocina y que al mismo tiempo es un referente de Aduriz.

Mallorquín de nacimiento y valenciano de corazón, Sebastián comenzó con el restarante familiar y realizó varios stages en El Bulli, Óscar Torrijos, El Ángel Azul, Arrop y El Tinell de Calabuig. En 1993 coge el rumbo de La Sequieta y lo lleva a su máxima expresión: una cocina de fusión basada en la
cocina mediterránea  y unas dotes sorprendentes de creatividad.

 

¿Como ves la calidad de la gastronomía Valenciana?
-Creo que está en un gran momento, se están haciendo las cosas muy bien últimamente, prueba de ello es que dos restaurantes de una estrella han subido a dos, en Cocentaina (La Escaleta de Kiko Moya) y Javea (BonAmb de Alberto Ferruz) y en Castellón (Raúl Resino)  y Onteniente (hermanos Santiago y Joaquín Prieto) han recibido otra estrella. En Valencia capital no ha sido posible pero tenemos candidatos muy cerquita de las estrellas como Nacho Romero o Enrique Medina que estoy seguro que llegarán más tarde o más temprano.
Restaurante la Sequieta
¿Hay algún cocinero valenciano que no haya sido objeto de reconocimientos a nivel nacional pero que te haya sorprendido gratamente?
-Si en Onteniente está Rafa Calabuig en el  Tinell de Calabuig, un artesano que hace el pan, los embutidos, la preparaciones, lo hace absolutamente todo, es un auténtico crack. Rafa es hoy por hoy el artesano de los cocineros valencianos.

Vinos y licores
La Sequieta incorpora en carta una gran variedad de referencias de vinos con distinta denominación de origen y tiene además una carta de ginebras para que la sobremesa sea lo más especial posible.

¿No creen que son suficientes razones para visitarlo?