Entrañable encuentro en Cullera de la «Cultura del Almuerzo» un grupo nacido por iniciativa de Paco Alonso para fomentar y reconocer aquellos locales que ofrecen un almuerzo como Dios manda y que trabajan constantemente para que una tradición tan nuestra como es el almuerzo de cada día sea valorado como se merece.

La reunión del grupo nos llevaba el sábado pasado a visitar uno de los templos del almuerzo popular, El Restaurante «La Mar Sala», concretamente en la Playa del Dossel, una zona virgen, con dunas por doquier, en donde parece que no ha llegado la barbarie destructora del hombre. Como lo definiría la web de la cultura del almuerzo (http://laculturadelalmuerzo.com), un local de DOS RUEDAS ( bares preferidos por ciclistas y moteros, suelen estar en pueblos o parajes de montaña con encanto. Tienen terrazas y comedores grandes para que los grupos almuercen con sus máquinas a la vista. La tranquilidad es importante). No hay definición que describa mejor a nuestro protagonista de hoy.

El concepto de almuerzo en la Mar Salá es brutal, superlativo, acojonante seria la palabra que mejor lo definiría y perdonen el exceso de libertad de expresión. Comienzas el almuerzo con unas sabrosísimas empanadillas, unos figatels, unos exquisitos buñuelos de bacalao, pasando por un deliciosa ensalada, que no hacen más que preparar el escenario gastronómico lujurioso que comenzará con las paelleras y sus longanizas de 30 centímetros, con guarnición de huevo y cebolla, siguiéndoles otras paelleras con carne de caballo, otras con sepia y ajitos tiernos, también sepia en su tinta. Ante tanta invasión culinaria te das cuenta de que hubiera sido mejor escoger una talla más de pantalón, como no ha sido el caso, como medida preventiva te desabrochas el botón superior del mismo. No hay sitio aparente para tanta y tan buena comida. Tomas aire y unos sorbitos de vino de la Bodega Sebirán (que va de maravilla con tantas viandas) y te preparas para atacar como un descosido esta fiesta gastronómica. La frase que no falte de nada, comentada en los banquetes que asisto se queda corta en la Mar Salá. Y si piensan ustedes que hay que hipotecar la casa para darse estos fiestones, les diré que están en un error. 10 euros por cabeza es la media del almuerzo en el Restaurante.

Ya saben, con baño o sin baño en la playa cercana (aguas cristalinas) no se puede dejar de visitar al protagonista de nuestra crónica, si bien hay que decir que si es usted de los que almuerzan una tostadita o un sándwich, es mejor dejar el coche en el garaje y acudir al bar del barrio, en la Mar Salá el almuerzo son palabras mayores.