Sin duda, en nuestra tierra, un domingo sin paella no es un domingo completo. Un plato que para nosotros es símbolo de unión y concordia entre familiares y amigos no puede estar ausente en los momentos de encuentro con los nuestros. El fin de semana es el momento perfecto para disfrutar del calor, del cariño y de la amistad con amigos y familiares,  compartiendo pasiones, emociones y momentos únicos. Si a todo esto le sumamos un entorno envidiable como el de la Sierra Calderona, entonces el encuentro se convierte,  como dice Julio Iglesias Junior, en toda una experiencia religiosa. Y no es para menos porque en La Garrofera se viven momentos muy especiales, con un servicio cercano, afable, una minuta que no hace temblar nuestra tarjeta de crédito y unas paellas como marca la tradición, cocinadas con leña de naranjo.

La Garrofera, un restaurante con vistasLa Garrofera lleva más de cuatro décadas trabajando del mismo modo, reinventándose a si mismos, mejorando unas instalaciones que partieron de un merendero, realizando cambios en pro del bienestar de todos cuantos la visitan, pero lo que nunca han cambiado es la fórmula de su éxito que no es otra que la fidelidad en la elaboración de sus arroces. En su paellero se ha detenido el reloj, no valen modernismos en sus brasas, solo la sabiduría del buen hacer, de la tradición, de las cosas bien hechas, como se tienen que hacer, como lo vienen haciendo tantísimos años durante varias generaciones. Un éxito que año tras año les lleva a estar en las listas de candidatos en los premios wikipaella, con una  distinción tan especial como es  la Cuchara de Palo, que solo la reciben aquellos que respetan la tradición arrocera.

La Garrofera, un restaurante con vistasLa Garrofera no abre entre semana, pero sí todos los sábados y domingos. Es como si el destino hubiera querido que el día preferido para disfrutar de estos momentos tan especiales no faltase en las opciones a escoger,  uno de los establecimientos arroceros más entrañables de nuestra geografía. Los parajes que lo rodean son de una gran belleza,  rodeada de pinos y otros árboles que han resistido los avatares de los incendios y que se muestran orgullosos ante nuestra vista. Las opciones dentro de su naturaleza son infinitas con innumerables sitios  donde acampar o realizar senderismo. Un sitio privilegiado que mira con vehemencia a la cordillera de la Sierra de la Calderona.

La Garrofera, un restaurante con vistas