EL nuevo Goya, de la mano de Marce y Fernando, se ha asentado, como su predecesor, sólidamente en los cimientos gastronómicos valencianos. Un entorno cálido, sosegado y tranquilo es el envoltorio de una cocina rica en arroces, entrantes muy elaborados y productos autóctonos de nuestra playa y montaña. Una oferta para todo tipo de público, extensa, variopinta y bien equilibrada que ofrece cada día en su local de la calle Burriana número 3, en Valencia.

Poco más de un año ha sido suficiente para descubrir toda la riqueza creativa que su Chef Fernando Navarro lleva dentro. La profusa cantidad de premios recibidos a lo largo de su carrera no ha mermado ni un ápice la entrega y la dedicación de este joven cocinero a la gastronomía valenciana. Una persona con carácter que sabe lo que quiere y lo que tiene que hacer en cada momento, poniéndolo  en práctica cada día en el interior de este establecimiento, icono en épocas pasadas de la buena mesa.

Restaurante Goya Gallery, buena mesa y confort

La nueva imagen del Goya,  resurge como ave fénix del anterior después de casi diez años de inactividad y con una nueva propuesta, fresca, actual,  acorde con los tiempos actuales y las exigencias de una clientela a la cual ya no le sirve cualquier cosa. Sus precios ondean en justa medida con su calidad gastronómica y con sus vinos. Al final del envite todas estas cosas animarán a cualquiera a volver al lugar para seguir disfrutando de la buena mesa.

Tanto en cocina como en sala su extensa plantilla se encarga de que todo marche sobre ruedas. En una ocasión que Comer en Valencia visitó el Goya ya escribimos una crónica alabando esa precisión conjunta en sala. Sigo pensando lo mismo, no hay errores visibles, la plantilla se apoya constantemente a pesar de tener su rango  de mesas asignado.

Restaurante Goya Gallery, buena mesa y confort

Es importantísimo para un establecimiento tener una comunión como la del Goya entre personal de cocina y  personal de sala para que todo funcione perfectamente. Pues una buena oferta gastronómica con una puesta en escena defectuosa o un servicio esmeradísimo y atento con una oferta gastronómica mediocre influirán sin duda en la buena marcha del restaurante.